Mi propósito cuando llego a una organización es dejarla mejor de lo que estaba. Ya sea con una mejora estratégica, reputacional o de funcionamiento interno (automatizaciones, reforzar cultura organizacional...).
Me encanta saber qué aporto y en qué medida: cuánto genero con mi trabajo, qué costes ahorro... y siempre comprometerme con lo que hago.
IKEA fue mi primer trabajo con una alta responsabilidad: gestionar el marketing de toda la provincia (con ayuda de la tienda matriz).
Por primera vez tuve que tomar decisiones como qué campaña priorizar, qué mix de productos ofrecer… y la elaboración de mis primeras investigaciones de mercado.
Fue un salto grande y una marca imponente, pero pude aportar al equipo, aumentar las ventas con campañas locales y sentirme contento con lo que hago.
Siempre me quedará la espinita de volver a IKEA.
Hace algo más de tiempo (2022-2023) me embarqué en uno de los proyectos que más tiempo me ha requerido pero más felicidad me ha dado: crear mi propia marca.
Xareo /xaréu/ fue el nombre elegido y significa jaleo en bable.
Mi socio (y, más bien, amigo) Unai y yo quisimos enfrentarnos a un reto: lanzar un producto de moda streetwear en un mercado altamente saturado.
¿Qué solución se nos ocurrió? Apuntar al nicho.
Y lo conseguimos.
Nos enfocamos en un público GenZ del norte de España (de Burgos para arriba, vaya) y no solo conseguimos recuperar beneficio, sino que viví una de las experiencias más bonitas que voy a vivir en el marketing:
Encontrarme a alguien con mi camiseta a kilómetros de donde estaba el nicho: un chico de fiesta y por Madrid.
(Evidentemente le paré para decirle que estaba chula su cami, y él me contó que era de una marca del norte… no acabé revelándole que aquel diseño lo hice yo, junto con Unai).